La privación de espacios destinados a la toma de decisiones, lleva consigo la afectación de dos variantes importantes para la autonomía de una persona, el desconocimiento de alternativas y la oportunidad de elegir su propio camino.
La privación de espacios destinados a la toma de decisiones, lleva consigo la afectación de dos variantes importantes para la autonomía de una persona, el desconocimiento de alternativas y la oportunidad de elegir su propio camino. Ambas son necesarias, y en el colectivo de discapacidad, normalizamos que se vean limitadas.
La toma de decisiones en una persona sin discapacidad se ve afectada por una serie de circunstancias como, por ejemplo, no puedo desayunar un sándwich sin haber comprado los productos necesarios previamente. Sin embargo, es impensable que dicha persona adulta se vea limitada por su contexto socio-familiar para desayunar lo que realmente quiere. Puede parecer ridícula la idea, pero no está lejos de la realidad vivida por el colectivo de discapacidad… es por ello, que nos planteamos ¿Vienen impuestas estas limitaciones por el simple hecho de tener una discapacidad?
Cuanto más control tenga una persona sobre su vida, más disfrutará de vivirla como realmente quiere, e incluso, reflexionará sobre la importancia de ir hacia una vida independiente. Quizás si no ha tenido la oportunidad, esta última posibilidad ni se la pueda llegar a plantear como objetivo vital. El aprendizaje, está ligado a nuestros entornos reales, y cuanto más lejanos estemos de ellos, más necesitaremos de una segunda persona para decidir aspectos relacionados con nuestra vida.
Desde ASOCIACIÓN ADEPSI, con nuestro Modelo de Atención, seguimos apostando por fomentar la autodeterminación de las personas. Con ello, queremos que progresivamente dirijan sus vidas como realmente quieren. Protagonizándolas, con apoyos que acompañen, pero sin interferir en el proceso de la toma de decisiones, pero y ¿cómo es esto posible?
Se trata de posibilitar espacios para que las personas puedan reflexionar sobre la importancia de decidir por uno mismo. Consiguiendo así que, progresivamente, pueda hacerlo con mayor frecuencia a lo largo de su vida. El apostar por planteamientos que defiendan la voz y el voto de las personas con discapacidad, lleva consigo aspectos positivos como que estas personas puedan vivir experiencias y/o afrontar retos, siendo muchos de ellos, la causa de aprendizajes. Es esencial que los profesionales vinculados a este colectivo impulsen, formen y animen a las personas con discapacidad a que ejerzan sus derechos, entre otros, el de decidir sobre su propia vida.